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Cuando​ ​smart​ ​city​ ​es igual a​ ​smart​ ​money: casos de éxito

Quién nos iba a decir que las ciudades iban a llegar a ser inteligentes. Junto a nuestros teléfonos, televisores y casas, los núcleos urbanos se han sumado a la fiebre smart. Es cierto que hay mucho marketing alrededor del término, pero muchas ciudades se lo han tomado en serio y están reinventándose a sí mismas de la mano de la tecnología. A su lado, surgen multitud de oportunidades de negocio. Repasamos el escenario de las smart cities de la mano de sus protagonistas: las ciudades y las empresas tecnológicas.

smart city es igual a smart money

Los números de las smart cities

En España hay 65 ciudades que, en mayor o menor medida, están desarrollando proyectos de smart city. Todas ellas se agrupan en la Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI) y se están convirtiendo en un agente dinamizador de la economía, gracias al aumento de las inversiones públicas. De hecho, según el estudio Las geografías de la Smart City en España: análisis de redes de actores, desarrollado por el grupo de investigación Urban Transformation and Global Change Laboratory (TURBA) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), 553 compañías españolas están involucradas en el desarrollo de las smart cities.

Los proyectos de smart city se están convirtiendo en un agente dinamizador de la economía (…), con 533 compañías españolas involucradas ya en su desarrollo

Sin embargo, aunque existen multitud de proyectos en marcha, un núcleo reducido de ciudades y empresas está llevando la voz cantante en la implantación de este tipo de ciudad en España al contar con mayores ventajas estructurales respecto al resto. Es decir, unos pocos agentes están impulsando el cambio. “Esto indica una dinámica de concentración y desigualdad en el desarrollo de la ciudad inteligente en España”, señala el director de TURBA, Ramón Ribera.

Así, según se desprende de este estudio, las grandes ciudades como Barcelona, Madrid o Málaga atraen a un mayor número de empresas. Por otro lado, las grandes compañías de telecomunicaciones, las tecnológicas o las constructoras acaparan un mayor número de proyectos en multitud de ciudades.

Si cruzamos los datos de la radiografía de la UOC con el índice de ciudades inteligentes elaborado por IESE Business School, de la Universidad de Navarra, los nombres no siempre coinciden. Mientras Madrid o Barcelona, cuyos proyectos de smart city involucran a un mayor número de empresas, sí ocupan los primeros puestos del ranking, otras ciudades con menos compañías implicadas, como Valencia o A Coruña, están bien posicionadas en el índice de IESE.

Casos de éxito: el top mundial y español

El ranking de IESE valora cómo la tecnología smart afecta la economía, el capital humano, la cohesión social, el medioambiente, la movilidad, la gestión pública, la gobernanza, la planificación urbana, la proyección internacional y la tecnología de cada ciudad. Estas son las cinco ciudades del mundo más smart (y en qué aspecto destacan) y las cinco primeras españolas en el ranking IESE.

El negocio: barreras y oportunidades

A nivel financiación, el Plan Nacional de Ciudades Inteligentes, del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, ha movilizado una inversión pública cercana a los 200 millones de euros. Además, el documento Financing SmartStart, elaborado por Siemens, asegura que España tiene el potencial de atraer 4.200 millones de euros de inversión privada para smart cities.

“Según los cálculos de Cisco, el valor de Internet of Things (IoT) para el sector público en España asciende a 100.000 millones de euros entre 2013 y 2023, de los que 90.000 millones corresponderían a las soluciones de smart city”, añade Antonio Conde, Director de IoT y Transformación Digital en Cisco España.

Grandes cifras, pero, ¿cuáles son las oportunidades que dinamizarán el sector en los próximos años? ¿Y cuáles son las barreras en el horizonte cercano?

Por primera vez en la historia, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades. En el año 2050, lo hará el 75%, según las estimaciones de la ONU. La urbanización es uno de los motores económicos del mundo, pero presenta muchos desafíos. Los efectos ambientales y climáticos, el aumento de la presión localizada sobre los recursos (agua y energía), la presión alimentaria o la necesidad de optimizar las infraestructuras son algunos de ellos. Desafíos a los que pretenden responder las ciudades inteligentes.

Hay dos frentes que van a marcar el negocio de las smart cities: la necesidad de una estandarización y establecer cuál es el retorno de la inversión

Según el informe Hacia la ciudad 4.0 de Siemens y KPMG, en general y no solo por parte de los ayuntamientos, las principales oportunidades de negocio en el mercado español de las smart cities son:

  • Mejora de la gestión de los recursos y servicios urbanos
  • Incremento del atractivo y la inversión turística
  • Generación de nuevos productos y servicios, reforzando el tejido empresarial
  • Mejora del conocimiento sobre las propias ciudades

Por el contrario, las barreras señaladas más importantes son:

  • Un marco regulatorio y administrativo poco flexible
  • Las dificultades para conseguir la inversión necesaria
  • La falta de transversalidad de algunas administraciones públicas
  • La necesidad de definir un modelo de negocio sostenible en el tiempo, tanto para empresas como para ciudades
  • El posible rechazo de una parte de la ciudadanía a los nuevos modelos

 

Los retos: estandarización y retorno de la inversión

De entre todos los frentes abiertos que van a marcar el negocio de las smart cities en España y en el mundo en los próximos años, hay dos que han cobrado especial fuerza. En primer lugar, la necesidad de una estandarización que permita a diferentes empresas y sistemas colaborar. En segundo, establecer de forma clara y medible cuál es el retorno de la inversión.

“Estamos viendo, en bastantes iniciativas en las que estamos trabajando, que se han ido poniendo en marcha diferentes soluciones verticales muy propietarias y, a la hora de querer hacer una gestión transversal o escalar las soluciones, no se ha podido hacer porque son soluciones cerradas”, explica Francisco Huidobro, Director Territorial Orange España. “Trabajar en estándares abiertos y con interoperabilidad es uno de los grandes retos del futuro”.

El objetivo final es definir un modelo de negocio para las smart cities, que es uno de los grandes desafíos del sector

“También es importante conseguir poder medir realmente toda la inversión y su retorno”, continúa el directivo. Con él coincide también Alberto Bernal, Director Global de Smart Cities de Indra, compañía con la que Orange trabaja en el proyecto de ciudad inteligente de Logroño, uno de los últimos que se ha puesto en marcha en España.

El retorno de la inversión se consigue fundamentalmente a través de la reducción de costes operativos. También hay otro dato que es difícil de medir que es la mejora de la imagen de la ciudad, así como el incremento de turistas y sus gastos. Ahora, lo más importante es demostrar la sostenibilidad económica del proyecto, su mantenimiento en el tiempo”, señala Alberto Bernal.

Y es que, como señala Mark Saunders, Director del Centro de Competencia de Ciudades de Ferrovial Servicios, las ciudades son entornos increíblemente complejos. «En nuestros proyectos es importante trabajar en colaboración. Tenemos un modelo en el que incluimos al ayuntamiento, a nuestros socios comerciales, a universidades, a nuestros propios trabajadores y a agentes locales. Nunca se conseguirán beneficios sostenidos en el tiempo sin escuchar y responder a las necesidades de todos los miembros del ecosistema».

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Valencia, los datos del retorno

Dejando a un lado los datos generales y las palabras abstractas, es hora de ver en qué se ha traducido todo esto en una ciudad concreta. Valencia es una de las urbes españolas que más ha apostado por convertirse en una smart city en los últimos años. De hecho, ocupa el cuarto lugar en España y el número 63 a nivel global, según IESE.

Más allá del branding del término smart city, desde Valencia nos aseguran que han comprendido que convertirse en una ciudad inteligente pasa por potenciar el talento y conocimiento de la ciudad, atraer inversión en innovación e investigación, ganar en eficiencia y potenciar la mejora económica y social de la ciudad.

De acuerdo con el informe Valencia Ciudad Inteligente, el ayuntamiento levantino ha centrado sus esfuerzos smart en cuatro áreas.

1. Administración electrónica

Gracias al Internet de las Cosas, la ciudad cuenta con un Sistema de Información Geográfica (SIG) de 250 capas y más de 3.000 puntos que facilitan el acceso a la información georreferenciada de la ciudad. Además, se ha desarrollado una Plataforma Integrada de Administración Electrónica, que permite, desde finales de 2014, hacer todos los trámites municipales a través de Internet. Desde el ayuntamiento aseguran que se ahorran 170 millones de euros al año solo en papel.

2. Gestión sostenible de los recursos

Las redes tradicionales de agua y electricidad tienen una pérdida estimada del 25%. Es decir, malgastan recursos debido a su ineficiencia. Mediante un Sistema Avanzado Integral de Manejo del Agua, la ciudad asegura haber reducido el consumo de agua en más de un 13%. Gracias a los sistemas de eficiencia energética, tanto en edificios públicos como en transporte urbano, hoy se consume un 24% menos de energía y se emiten 8.000 toneladas menos de CO2 a la atmósfera.

3. Movilidad

El metro, los autobuses urbanos y la red de bicicletas públicas Valenbisi están gestionados por un único sistema que integra también datos del tráfico en tiempo real. Además, parte de la información es accesible para el ciudadano a través de una app móvil. El objetivo final es construir un sistema de movilidad eficiente que ahorre energía y mejore el día a día de los ciudadanos.

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4. Emprendimiento e innovación

Valencia es una de las pocas ciudades españolas que se ha marcado el objetivo de convertir la smart city en un destino de inversión, emprendimiento e innovación. Aprovechando el tirón de la digitalización de la ciudad, el ayuntamiento intenta poner en relación empresas locales con actores nacionales e internacionales. El objetivo final es definir un modelo de negocio para las smart cities que, como hemos visto, es uno de los grandes desafíos del sector.

¿Dónde está el valor?

En el escenario de la smart city entran en juego multitud de actores, y no solo de corte tecnológico. Durante los próximos años, como señala Alberto Bernal, de Indra, se espera que crezca la presencia de otras empresas en el negocio, como constructoras o compañías de servicios.

“Una ciudad con un millón de habitantes generará 180 millones de Gigabytes de datos diariamente en 2020 (según Cisco Cloud Index), y un 40% de los datos procederán de sensores y objetos inteligentes, de forma que la analítica de Big Data, especialmente en el extremo de la red o Fog Computing, tendrá un importante crecimiento”, añade Antonio Conde desde Cisco España.

La infraestructura

“Aunque las ciudades están avanzando mucho en su infraestructura física (carreteras, semáforos, iluminación…), la gran mayoría de dicha infraestructura no está conectada. A la hora de digitalizarse, lo ideal es apoyarse en una red consolidada sobre la que conectar toda esta infraestructura urbana, facilitando así la compartición de datos de forma efectiva”, continúa el Director de IoT y Transformación Digital de Cisco.

En el futuro, se producirán avances en gestión, sobre todo enfocados al medio ambiente (residuos, energía, agua y aire) y la movilidad (tráfico, aparcamiento y coche autónomo y eléctrico)

Así, crear una estructura de red inteligente a través de la cual interconectar todos los servicios es uno de los segmentos que atraerá más inversión en los próximos años. En los inicios de las smart cities, diferentes edificios o servicios se iban conectando a Internet a través de plataformas específicas para cada caso. Ahora, se hace necesario la creación de una infraestructura digital que lo interconecte todo.

Es en esta gestión eficiente e interconectada en donde está el verdadero beneficio para las ciudades. En el caso de Orange, por ejemplo, como explica Francisco Huidobro, la implementación de su plataforma smart city y sus sistemas de smart operation (conexiones y sensores) ha permitido que la ciudad de Niza, en Francia, ahorre un 30% en alumbrado, un 10% en climatización y un 20% en la red de agua.

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Los datos para predecir el futuro

La tecnología conectada genera grandes conjuntos de datos. Las ciudades smart no solo contribuyen a crear este Big Data, sino que se pueden aprovechar de él para predecir eventos futuros. Así, en base al análisis del presente, tanto de movimientos de poblaciones como de gestión de servicios, se pueden anticipar situaciones.

“Una de las áreas en las que estamos trabajando es en la analítica de las poblaciones. Utilizamos el Big Data para analizar los movimientos y predecir los patrones de comportamiento de las poblaciones”, señala desde Orange Francisco Huidobro.

«Existe una gran cantidad de información obtenida de los ciudadanos, cada día, incluyendo ubicación, lo que compran y lo que hacen»

“Las capacidades analíticas y de simulación de nuestra plataforma son capaces de realizar predicciones sobre lo que va a ocurrir a partir de la reproducción de procedimientos de actuación utilizados en situaciones o eventos similares del pasado que han quedado registrados, para así generar servicios públicos cada vez más adaptados a las necesidades del ciudadano”, añade Bernal, de Indra.

Esto pone de relevancia otra cuestión algo más espinosa. Los datos son, al fin y al cabo, de personas. Aunque esta información está anonimizada, su gestión y protección son un asunto central en el ecosistema smart city. «Estamos ante un problema realmente significativo. Existe una gran cantidad de información obtenida de los ciudadanos, cada día, incluyendo ubicación, lo que compran y lo que hacen. Y esto no va a dejar de aumentar, pero mucha gente no será consciente de ello», apunta Mark Saunders, de Ferrovial. Así, lograr acuerdos amplios que protejan la privacidad de las personas se vuelve crucial para seguir teniendo acceso a los datos en el futuro.

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¿Y las smart cities dentro de 10 años?

Las predicciones siempre son un terreno complicado. Sobre todo, en el ámbito de la tecnología, donde los cambios se producen a un ritmo trepidante. Dentro de las ciudades, como señala el informe de KPMG y Siemens, se producirán avances en gestión, sobre todo enfocados al medio ambiente (residuos, energía, agua y aire) y la movilidad (tráfico, aparcamiento y coche autónomo y eléctrico).

El 5G jugará un papel fundamental. De aquí a tres años, va a ayudar mucho en la recogida de datos a nivel masivo y va a reforzar la transición a otro modelo energético y de movilidad con el coche eléctrico y el coche autónomo”, señala Francisco Huidobro, de Orange. “También hará posible desplegar realidad virtual y realidad aumentada en los puntos de información para el ciudadano. Cuando se dispare la demanda de streaming, el 5G va a ser esencial”.

El informe de KPMG y Siemens también apuesta por cambios importantes en la seguridad ciudadana, la gestión de edificios, la gobernabilidad, la administración electrónica, la participación ciudadana y la smart economy. ¿Y a nivel industria de las smart cities?

“En los próximos años, desde el punto de vista competitivo, van a entrar a jugar actores como las constructoras, operadores de transporte… Lo que sí está claro es que no vamos a trabajar solo como empresas de TI ofreciendo proyectos a las ciudades, sino que vamos a trabajar mucho con otras empresas, que son las que van a gestionar los servicios municipales del futuro”, concluye Alberto Bernal, de Indra.

Juan F. Samaniego

Imágenes: iStock, Pixabay, VLCI Valencia

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